Alejandro Prospero Reverend.
"...el canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque (...) La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar"
carta de Marx a Engels de fecha 14-2-1858.
El 1 de diciembre de 1830, Alejandro Prospero Reverend (quién sospecho, debió tener realmente un nombre con sabor más francés) recibió en la quinta de San Pedro el cadaverico cuerpo de Simón José Antonio De La Santisima Trinidad Bolivar y Palacios de Aguirre, Ponte-Andrade y Blanco para su "resurrección" por solicitud del Generalísimo Mariano Montilla, utilizando la ayuda de cualquier menjurje de la nueva granada y de la magia si era menester. Lo cierto fué que el medico aceptó el reto y de paso no cobró un chivo. Después de todo usó desde lavanda y trementina hasta sal de mar, pero para el embalsamamiento del cadaver, después de una furiosa batalla de 17 días. Nada mal para un prócer. En medio de este desertico panorama, se puede decir que el trabajo del galeno Francés fué impecable a pesar de sus 54 años. Su exito lo explica una experiencia de 4 años, en medio de la marea de cadaveres de la que aprendió empiricamente medicina, en la revolución Napoleónica. Doce años después debió asistir a Caracas al patético y depravado espectáculo del rapamiento de los restos mortales de Bolívar por parte de delegados Colombianos y Venezolanos, que hasta las cordales se repartieron. Ante tan honorable trabajo, a Reverend le tocó la suerte de 10 mil pesos, una medalla de oro, diamantes y sueldo vitalicio. Realiza una final visita de octogenario a Francia, antes de su muerte en Santa Marta. Nada mal para un galeno extranjero en latinoamerica.
Mientras el padre de la patria moría desterrado aun en su patria, atendido por un ardid de médico en medio de la nada, Napoleón ya cumplía 9 años de su «...tête...armée...Mon Dieu " en su lecho, acompañado del médico, anatomista y filósofo Francoise Carlo Antommarchi, o Francesco como se le conoció en América. Claro, en América. Al pobre le tocó huir de prisa a raíz de inculpaciones por la muerte del Emperador Francés, Rey de Italia y protector de la conferencia del Rhin. Duro señalamiento para un médico, anatomista y filosofo estudiado en Pisa. Después de semejante destierro y marcación hombre a hombre, por parte de los Ingleses, Napoleón quién estaría 6 años en la verdadera nada, en Santa Helena, ya sospechaba haber heredado el cáncer de estómago de su padre, enfermedad corroborada por Antommarchi quién practicó la autopsia al emperador en presencia de cinco médicos ingleses, y dictaminó que murió de un cáncer gástrico. Así las vainas, se embarca hacia el caribe. Allí conoce a una hermosa ejemplar Colombiana, de esas exóticas que atolondran a cualquier Europeo desprevenido. Se casa con ella, viven en la Habana. Muere el 3 de abril de 1838 En Santiago, 17 años después de Napoleón en Santa Helena en el culo del mundo, 8 años después de Bolivar atendido por la gracia de Dios misma, 43 antes que Reverend y sin alcanzar la gracia que el otro, rico y feliz , cubierto de la felicidad de un Europeo en el ocaso del Caribe. Nada mal para un médico de carrera. Así es la vida dice mi abuela.
Francoise Carlo Antommarchi. De 8 juegos de planchas de anatomia humana, unicas en el mundo repartida en los museos mas famosos de europa, 1 se encuentra en la Universidad Nacional de Colombia, y es la que tiene la mejor definición de todas. Tesoros de la historia nacional desconocidos por nuestra ignorancia amnesica.